Tos Crónica
La tos crónica es una tos persistente que dura más de ocho semanas en adultos o cuatro semanas en niños. No se trata solo de una molestia pasajera: puede afectar el sueño, la calidad de vida y, en casos graves, provocar vómitos, fatiga extrema o incluso fracturas de costillas.
El diagnóstico de la tos crónica generalmente implica una evaluación médica completa, que puede incluir una historia clínica detallada, un examen físico, y pruebas adicionales como radiografías de tórax, pruebas de función pulmonar, o análisis de sangre. El tratamiento depende de la causa subyacente y puede variar desde medicamentos para controlar la tos hasta terapias para tratar la condición subyacente.
¿Qué la caracteriza?
Duración prolongada: más de 2 meses
Resistencia al tratamiento sintomático: no mejora con jarabes comunes
Impacto en la calidad de vida: puede causar insomnio, fatiga, vómitos, incluso fracturas costales
¿Por qué ocurre?
La tos crónica no es una enfermedad en sí, sino un síntoma persistente de otras afecciones. Las causas más frecuentes incluyen:
- Goteo nasal posterior: exceso de mucosidad que baja por la garganta.
- Asma: especialmente en su variante tusígena.
- Reflujo gastroesofágico: el ácido irrita la garganta.
- Bronquitis crónica y EPOC: enfermedades respiratorias obstructivas.
- Tabaquismo y exposición a irritantes: como humo o químicos.
- Infecciones respiratorias recurrentes.
¿Cómo se diagnostica?
Historia clínica detallada
- Duración y características de la tos: ¿Es seca o con flema? ¿Empeora de noche, al hablar, al hacer ejercicio?
- Síntomas asociados: como ronquera, dificultad para respirar, acidez, congestión nasal o pérdida de peso.
- Antecedentes médicos: asma, alergias, reflujo, tabaquismo, exposición a irritantes (como polvo o químicos), uso de medicamentos como inhibidores de la ECA.
- Contexto geográfico y ocupacional: vivir en zonas húmedas, trabajar en ambientes con polvo o químicos puede influir. En Yucatán, por ejemplo, se considera la exposición a moho, humedad o enfermedades tropicales.
Esta entrevista permite al médico formular hipótesis sobre la causa probable de la tos.
Evaluación física
- Exploración de nariz y garganta: para detectar goteo nasal posterior, inflamación o signos de infección.
- Auscultación pulmonar: se escucha el sonido de los pulmones para identificar sibilancias, ruidos anormales o ausencia de aire en ciertas zonas.
- Palpación del cuello y tórax: puede revelar ganglios inflamados, dolor costal o signos de esfuerzo respiratorio.
Esta evaluación ayuda a distinguir entre causas respiratorias, digestivas o incluso cardiovasculares.
Pruebas respiratorias
- Espirometría: mide la capacidad pulmonar y el flujo de aire. Es clave para detectar asma, EPOC o bronquitis crónica. Si el flujo mejora tras usar broncodilatadores, se confirma hiperreactividad bronquial.
- Prueba de provocación bronquial: se expone al paciente a estímulos que desencadenan tos o broncoespasmo, útil para diagnosticar asma tusígena.
- Radiografía de tórax o tomografía: permiten visualizar estructuras pulmonares, descartar infecciones, tumores o fibrosis.
- Oximetría y pruebas de gases: evalúan la oxigenación y el intercambio de gases en sangre.
Estas pruebas no solo confirman el diagnóstico, sino que también ayudan a descartar causas graves o poco evidentes.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento de la tos crónica depende de la causa subyacente. Aquí hay un desglose de los tratamientos más comunes para diferentes causas de tos crónica.
Asma y EPOC:
Broncodilatadores: Medicamentos que abren las vías respiratorias.
Corticosteroides inhalados: Para reducir la inflamación.
Modificaciones en el estilo de vida: Evitar desencadenantes como el humo del tabaco.
Infecciones respiratorias:
Antibióticos: Para infecciones bacterianas.
Antivirales: Para infecciones virales.
Expectorantes: Para ayudar a eliminar el moco.
Alergias:
Antihistamínicos: Para reducir los síntomas alérgicos.
Corticosteroides nasales: Para aliviar la inflamación nasal.
Evitar alérgenos: Como el polen, el polvo, o los ácaros del polvo.
Reflujo gastroesofágico (GERD):
Inhibidores de la bomba de protones (IBP): Para reducir la producción de ácido.
Antagonistas de los receptores H2: Para disminuir la secreción de ácido.
Modificaciones en la dieta: Evitar alimentos que desencadenan el reflujo.
Efectos secundarios de medicamentos:
Cambio de medicamentos: A veces, cambiar el medicamento puede resolver el problema.
Uso de antihistamínicos: Para aliviar la tos inducida por ciertos medicamentos.
Exposición a irritantes:
Evitar irritantes: Como el humo del tabaco, la contaminación del aire, o el polvo.
Uso de humidificadores: Para mantener el aire húmedo y reducir la irritación.
